Me complace gratamente que Antonio Bravo Nieto, nacido en Melilla, Historiador y Doctor en Historia del Arte, sea el cronista de la ciudad de Melilla a propuesta del Señor Imbroda Presidente de la Comunidad de Melilla. El señor Bravo Nieto, en conferencia celebrada en la ciudad el día 23 de septiembre de 2003, señaló:
<<Melilla entra en la historia, citada en las fuentes clásicas como Herma, Akros y Metagonium (ésta última seguramente en referencia al Cabo de Tres Forcas)>>
Citados estos nombres, añadimos el de Rusadir.
Es posible que en el Paleolítico inferior existiera presencia humana, la prueba que puede sustentar esa habitabilidad, la aporta el descubrimiento que hace muy poco un equipo de arqueólogos alemanes han conseguido en Melilla y en las islas Chafarinas la existencia de cerámica cardial ateniense, que puede tener una antigüedad de 8.000 años antes de Cristo, otra prueba es el hallazgo de yacimientos en Sidi Guariach y en Farhana, en los que se han encontrados algún utensilio, cuchillos, puntas de flechas en silex y piedra, pero no se conoce nada más y debe quedar claro cuando nació Melilla, se llamara como se llamase, la fundaron aquellos que en toda la zona instalaron una cultura y un modo de vida procedente del exterior, por el Mediterráneo, la misma que se dio en la costa del levante y el sur español y en las costas de Italia, Francia, etc.
Los fenicios procedentes de un antiguo país del Oriente próximo, cuya capital era la ciudad de Tiro, actual territorio del Líbano, en el siglo VII o VI antes de Cristo, fundaron la factoría fenicia llamada Rusadir, asentada en su parte más antigua sobre una gran roca calcárea de unos treinta metros de altura, que se interna en el mar y a la que se une inmediatamente la construcción de la necrópolis, cuyos restos se encontraron en el cerro de San Lorenzo. Hay fuentes que consideran la presencia fenicia en Melilla sobre el siglo VIII antes de Cristo, pero siempre se ha dicho procedente de Tiro.
Manuel Aragón, presidente del Instituto de Cultura Mediterránea en 2008, anunció que gracias a los descubrimientos de última hora hallados en los cimientos de la llamada Casa del Gobernador en Melilla la Vieja, que allí, estaba la Rusadir fenicia. Hubo que excavar hasta 4,5 metros de profundidad, para que los arqueólogos recuperaran 250 fragmentos de cerámica que albergaba el suelo. Quedó demostrado con éste hallazgo, el gran acontecimiento que la califica como la ciudad más antigua del Occidente Mediterráneo, la sorpresa sitúa a la ciudad de Melilla, sólo a cien años de Cádiz, a la que se considera como la más antigua de España.
Melilla tenía identidad propia, lo demuestra el arqueólogo Rafael Fernández de Castro, que hace casi cien años puso al descubierto que en la ciudad, y en época remota, existía comercio de miel, grano, olivar, pesca y sal, esa identidad se confirma de forma evidente con la aparición de una moneda, en la que aparece la imagen de una abeja con una cabeza humana y el nombre de la ciudad Rusadir. Los fenicios en torno a la factoría construyeron murallas para su defensa.
Al parecer los griegos citaban a Melilla como “Metagonium” y el primero que lo hace es Hecateo, en el siglo VI antes de Cristo. En el siglo I, otro griego Claudio Ptolomeo emplea la palabra “Metagonium” en referencia confusa al cabo de Tres Forcas más que a la antigua ciudad de Rusadir.
En el siglo IV antes de Cristo, es citada como perteneciente a Cartago (actual Túnez) con el nombre de Akros, relacionándola con Rusadir y como muy importante ciudad, tiene un destacado comportamiento en la política cartaginesa.
Uno de los mayores y más importante hallazgo que se han producido en aguas del Mediterráneo, fue el que puso al descubierto el dragado que se hizo en el puerto de Melilla, hace unos años, encontraron 10.000 monedas cartaginesas destinadas a la paga de soldados, que al parecer transportaba un barco cartaginés que se hundió a causa de un temporal, y datado posiblemente en el siglo III antes de Cristo. Parte de este hallazgo puede admirarse en el Museo de la ciudad de Melilla.
Sobre el año 500 antes de Cristo, llegó a Rusadir o Akros (Melilla), para abastecerse de víveres, la flota cartaginesa de Hamon, que se dirigía a Gades (Cádiz), dando iniciacio a su famoso periplo africano de la época.
Los romanos llegaron a la Península en el siglo III antes de Cristo, y posiblemente hubieran podido llegar a Melilla después de la tercera guerra púnica que sostuvieron con los cartaginenses, sobre el año 146 antes de Cristo, victoria que le supuso la dominación del Mediterráneo Occidental y antes de vencer la resistencia de cántabros y asturianos que se prolongó más de doscientos años, como demuestra la anécdota del cántabro irreductible llamado Corocotta, que acudió presto al campamento de su peor enemigo el emperador romano Augusto, para exigirle el cobro de doscientos mil sestercios que ofrecían por su cabeza. Atónito el emperador no solo le entregó el dinero, sino que le dejó en libertad, ocurrió en los años 26 o 25 antes de Cristo. El historiador romano Cayo Plinio Cecilio ubicaba a Rusadir en el año 23 de nuestra era, al este del Cabo de Tres Forcas. Las fuentes que por aquella época mencionan a la ciudad son numerosas.
Melilla junto con Ceuta, tuvieron un papel destacado en las guerras púnicas y sus puertos sirvieron de bases en las operaciones navales de cartagineses y romanos, Ceuta con el nombre de Septem Frates en el año 40 y Melilla en el año 46 con el nombre de FLAVIA pasaron a ser romanas como el resto de Hispania (España), a cuyo mercado se dirigían el comercio de ambas ciudades, y juntas asumieron en el mismo momento que Hispania el cristianismo, lo que significa que la historia de Ceuta y Melilla es la misma historia que la de España. El primer emperador romano de la dinastía Flavia (quizás sea el origen del nuevo nombre que recibe Rusadir) llamado Flavio Vespasiano, promulgó la Ley “Ius Latti” por lo que las ciudades indígenas entre ellas Flavia (Melilla) se convertían en ciudades romanas; en el año 70 el mismo emperador concede el estatuto de Colonia a Flavia (Melilla) y la convierte con su circuito de murallas en una fortaleza.
En el año 74 por medio de la aplicación de la Ley “Minus Latium” todos aquellos incluidos sus familiares que en Hispania (de la que forma parte Flavia) ostente una magistratura o cargos municipales tienen derecho a la ciudadanía romana. El emperador romano Caracalla en el año 212 establece la ley “Ius Romanum” que daba el derecho a todos los hispanos (españoles) a participar en la administración pública, poder votar y ser elegidos para cargos públicos. Por lo tanto la antigua Melilla seguía integrada plenamente y con todos los derechos como parte del Imperio Romano. Flavia la antigua Rusadir, en el siglo II aparece en el “Itinerarum Provinciarum” de Antonini Augusti, que la sitúa a 50 millas al oeste de Cabo de Agua (Ras el Ma).