Entre los años 284 y 300 el emperador romano Diocleciano establece una nueva división de Hispania en siete provincias, a las antiguas: Tarraconenses en el norte con capital en Tarragona, la Lusitana en el oeste con capital en Mérida y la Baética en el sur con capital en Córdoba, añade cuatro: en el Noroeste la Gallaecia con capital en Bracara Augusta (Braga), en el centro y levante la Cartaginenses con capital en Cartagena,
la Baleárica (las islas Baleares) con capital en Pollentia actual Pollensa (Mallorca) y la Hispania Ulterior Tingitana con capital en Tingis (Tánger) a la que pertenecen Ceuta y Flavia (Melilla) que es cabecera de la zona Oriental, delimitada por el río Muluya que la separaba de la provincia Cesariense.
Poco después de los años 300 el emperador romano Constantino se declara protector del cristianismo y Melilla tuvo población de religión cristiana que se extendía hasta lo que hoy es Beni-Enzar, y aunque aún no lo haya revelado la arqueología es seguro que existían lugares de culto, Iglesias o Templos que desaparecieron con el transcurso del tiempo.
Es citada en el “Mapamundi” de Castorius, en el siglo IV, donde atestigua que la ciudad goza de la misma importancia que Gadir (Cádiz), Malaca (Málaga) y Cartago Nova (Cartagena). Posiblemente la ciudad podría tener un núcleo de más de 2.500 habitantes, población estimada como mínima para que tuviera la concesión del estatuto de municipio latino que ostentaba.
La evidencia de la presencia romana en Melilla queda una vez más, demostrada por las fuentes arqueológicas que nos muestran el descubrimiento de una necrópolis en el cerro de San Lorenzo, excavaciones realizadas entre los años 1904 a 1918, que confirman las existencias de asentamientos romanos.
Gonzalbes Gravioto cita otros restos encontrados en el barrio del Real en 1914. En 1983, se halló una moneda romana de bronce que pesaba 28 gramos con antigüedad de 150 años antes de Cristo, al que se unió otro hallazgo que consistía en un lote de 35 monedas romanas del siglo III antes de Cristo. En 1997 excavaciones en el yacimiento de Melilla la Vieja, descubrieron dos nuevos ejemplares de monedas romanas.
Mauritania Tingitana
Cuando se hundió el imperio romano como no podría ser de otra forma la ciudad corre la misma suerte que el resto de Hispania. En el año 429 los vándalos en número de 80.000 al mando de Genserico, pasaron desde la Península a través de Ceuta y se instalaron en el Norte de África, se dedicaron a saquear y destruir todo los que se encontraban a su paso, rápidamente se unieron a ellos el campesinado mauritano sometido al poder romano, un año después en el 430 Flavia (Melilla) fue víctima de una terrible invasión, quedando totalmente destruida por los vándalos.
Hay escritos y versiones que aseguran que el Macroducado de Tamsaman, fue fundado relativamente cerca de Melilla por la dinastía amazigz de Tamesmant en el Rif, entre los años 441 a 530 en pleno periodo de dominación de los vándalos a los que rindieron vasallajes. El duque Mayhon Tames logra independizarse de los vándalos y se coaligan con tribus beréberes de la zona que se someten al Macroducado de Tansaman, desde entonces se opusieron a todas clases de invasiones, permaneciendo en los más profundo del Rif, cuya historia es muy poco conocida, dado el carácter inhóspito de sus habitantes y lo poco accesible de sus tierras, que favorecía la formación de núcleos indómitos en los que sobrevivieron independientes, en lugares donde se cree que no impusieron su autoridad otros invasores, porque no llegaron o no pudieron.
Hispania, Mauritania, Numidia y África. Esta imagen está en el dominio público. Su derecho de autor ha expirado.
En cuanto a los beréberes o imazighen, como prefieran sean denominados, habitaban y habitan en lo que era la zona del Protectorado español de Marruecos. Su procedencia se desconoce o no se sabe con exactitud, aunque hay quienes creen que aparecieron en el Norte de África en la parte central del Atlas por el siglo V desplazando a los Batours, que eran originarios de Mauritania; otros aseguran que son los autóctonos del Rif.
Poco o nada se sabe sobre la influencia de estos en Melilla. Se sabe que son pre-árabes y pre-islámicos y que mantienen elementos culturales y organización social diferente a la de los árabes, que junto con los hebreos y fenicios pertenecen al tronco racial sumita, en tanto los beréberes o imazighen pertenecen a un grupo diferente de familia afroasiática que es la camita. Su lengua se dice que cuenta con varios dialectos, autodenominándose en la zona de Melilla como Amazigh que prefieren al de beréber, y denominan a su dialecto el tamazigh o chelja; aunque hay quienes dicen que son dialectos diferentes. En cambio la dinastía alauita que en el siglo XVII conformaron el actual Marruecos, son árabes y proceden de Arabia desde donde salieron en el siglo XIII.